Trabajan en equipo, compartiendo sus fuentes de alimento, y por supuesto comunicándose entre sí con respecto a riesgos y peligros. Inicialmente recibíamos la visita de una ardilla, y después se sumaron dos más. Les toma algún tiempo acostumbrarse a la presencia de las personas, pero al pasar los días, se adaptan a un ambiente en donde no parece importarles compartir los espacios, experimentar ruidos e incluso acercarse por comida.
Su capacidad para moverse con agilidad y rapidez les convierte en un roedor eficiente al momento de alimentarse, cubriendo varios árboles en poco tiempo. Parecen volar, pero hacen uso de una membrana que se extiende desde sus muñecas hasta sus tobillos. Saben lo que tienen y lo usan a su favor!
La próxima vez que veas a una ardilla, recuerda que son atrevidas porque confían en lo que tienen y presumen de ello! Para muestra, mi foto! A más de 10 metros de altura sobre un poste de tendido eléctrico, ella disfruta tranquilamente de su guayaba!