Comparto esta bella imagen de los montes nevados del Perú...no recuerdo sus nombres, pido disculpas. La fotografía la tomé con mi teléfono móvil cuando volábamos desde Lima hacia Cuzco. Tenía pendiente esta "entrada" desde hace varios meses, y hoy en la pausa que estoy haciendo antes de retirarme de la oficina, he decidido escribir un poco.
Me impresiona verme pasmada ante tanta belleza; doy gracias a Dios por no perder todavía la capacidad de asombro. Aunque trabajo en ventas de equipos de cómputo, pocas veces me impresiona la tecnología y sus avances, como la grandeza de la naturaleza!
Sin embargo lo que deseo compartir con ustedes es el afán de mi memoria por acordarme de Honduras cuando estoy de viaje, especialmente cuando soy testigo de este tipo de escenas! Me encanta tanto la belleza natural de mi país, que no puedo evitar hacer comparaciones (dicen que es horrible comparar, pero en este caso tal vez no). Desde mi asiento no dejé de pensar en las bellas montañas catrachas, especialmente las verdes, esas que todavía están llenitas de pinos o árboles de hoja ancha. Recordé especialmente los viajes que he realizado en vuelos desde Tegucigalpa hacia La Ceiba. Ese bello contraste entre el mar, la costa y las montañas, precioso y difícil de encontrar en otras partes del mundo.
Imagino que muchos al igual que yo, cuando están lejos, deben extrañar mucho o poco, esta tierra que Dios nos regaló por hogar. Aún en la distancia, independientemente de nuestro estatus, ya sea migrante, mojado, residente o simples turista Hondureño, nos toca sentir el amor por la patria, en momentos que nunca pensamos posibles.
Fotografía de Irina Orellana
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