jueves, 20 de septiembre de 2012

Al caer la tarde



Hoy he vuelto a recordar mis años de adolescencia vividos en Cañaveral, un pueblito cercano al Lago de Yojoa, cuando al caer la tarde en Ojojona, se me antojó una buena taza de café. Contemplar la serenidad y buen ánimo de la gente que vive tierra adentro, me confirma que no es con dinero abundante que garantizamos la felicidad tan buscada y anhelada.

Hoy al caer la tarde, me he dado cuenta que en las cosas pequeñas encontramos momentos de paz y felicidad!