El tiempo pasa y no perdona,
la garantía de caducidad y muerte la tenemos desde nuestro nacimiento.
El cambio es lo único seguro y constante! Nos come, nos atrapa, nos consume, sin percibirlo!
Al toparme con esta vieja máquina registradora, recordé mi infancia y algunos mercaditos donde las pude ver funcionando: uno de ellos en Meámbar Comayagua, en la tienda de mi bisabuela. Gracias a Dios pude conocer el telégrafo, los teléfonos análogos, las vitrolas, y el TV sin control! Disfruté a plenitud del correo convencional y escribí algunas de mis memorias hasta cansarme! He presenciado el cambio! Me he impresionado con su ritmo, y hoy me pregunto, qué más falta?
Micro-ondas, plasmas, laptops, celulares, tablets, e internet todavía no son suficientes. La garantía de la comunicación efectiva y de la caridad que debemos transmitir a quienes nos rodean, no la tienen todos juntos! Somos cada vez más "digitales" pero menos personales! Entonces, qué más falta?
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